Arquitectos: Zerafa Architecture Studio
Ubicación: Taipei, Taiwan.
Equipo: Jason Zerafa, Joaquin Boldrini, Bridgett Cruz, Katherine Moya.
Arquitecto Asociado: Gregory T Waugh AIA
Ingeniero Estructural: Gilsanz Murray Steficek LLP.
Cliente: Gobierno de la Nueva Ciudad de Taipei
Uso: Museo de Arte
Superficie: 53,000 m2
Estado: Propuesta para Concurso Internacional

La fusión del arte con todos los aspectos de la experiencia cotidiana es entendida bajo la concepción de una relación intrínseca entre el arte y la vida muy relevante en la cultura popular contemporánea de Taiwán. El parque existente es un lugar que inmediatamente revela una yuxtaposición dinámica entre la naturaleza construida (el parque) y la densidad y escala urbana presente en las laderas del contexto.

El diseño para el NTCArt propone una intervención física dramática dentro del paisaje del parque de Yingge en la forma de una línea que define un borde curvo o una senda a una escala que no es inmediatamente legible para el individuo, pero actúa como un elemento de orden en el paisaje. Su escala monumental obedece a la escala geográfica de los contornos del parque.

Contenido dentro del espiral, los espacios programáticos del Museo son organizados sueltamente en una composición orgánica que cae en cascada rotando alrededor del vacío central definido por la espiral. Las galerías junto al resto de los elementos del programa son concebidos como objetos individuales tridimensionales. Estas “cajas programáticas” son dotadas de escala e identidad.

Las superficies exteriores de las galerías, ya sea sus caras laterales, superior e incluso inferior, son entendidos a modo de lienzos capaces de albergar exhibiciones no convencionales. Sera difícil predecir donde serán encontradas las instalaciones artísticas ya que en la configuración tipo cascada, los espacios intermedios o accidentales se transforman en oportunidades para descubrimientos casuales o instalaciones sorpresivas.

Dentro de esta composición, El Museo de los Niños es concebido como un contenedor de dos pisos dentro del cual los elementos del programa junto a patios que se vinculan al parque son inscritos y organizados. El paisaje sube en pendiente por sobre el techo, ofreciendo vistas hacia y desde el interior y dota además de un acceso directo al parque. Ideado como una caja de juguetes enterrada en el terreno, los niños son incentivados a experimentar el parque y el Museo de manera conjunta al dejar los limites poco definidos entre ambos.

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